martes, 17 de febrero de 2015

Charla de Somenergíasevilla 6 de marzo de 2015


Taller en Alcosa: Día 24 de febrero de 2015 ¿Cómo ahorrar en la factura eléctrica?



SISTEMA ELÉCTRICO ALEMANIA ESPAÑA. TAN SIMILARES Y TAN DIFERENTES

Se acompaña texto que analiza las similitudes y diferencias entre los sistemas eléctricos Aleman y español. Partiendo de operativas y situaciones muy similares se detectan importantes diferencias: transparencia y apoyo coherente desde las instituciones al cambio de modelo. No saben que son las puertas giratorias, no tienen deficit de tarifa ni directivos con sueldos de 11 millones de €.

El cambio de modelo energético en Alemania

17 feb 2015
Marta Victoria y Cristóbal J. Gallego
Miembros del Observatorio Crítico de la Energía y colaboradores del círculo de Economía, Energía y Ecología de Podemos
Aunque son de sobra conocidos los problemas del sistema eléctrico español, estos se podrían resumir diciendo que (1) es claramente insostenible económicamente, ya que el déficit de tarifa acumula más de 30.000 millones de euros; (2) es insostenible ambientalmente, pues basa parte de su generación en la importación de combustibles fósiles, la instalación de renovables está prácticamente paralizada y tiene una elevada tasa de emisiones de CO2 por kilovatio hora generado; y (3) es insostenible socialmente, pues son muchas las familias a las que les cuesta o directamente no pueden pagar su recibo de electricidad.
Es obvio que el sistema eléctrico español requiere un cambio profundo que nos encamine hacia un aumento de la sostenibilidad en las tres vertientes mencionadas. Una buena práctica, antes de proponer un nuevo diseño, consiste en el estudio del sistema eléctrico en otros países. Quizá esto nos ayude a distinguir qué problemas son intrínsecos al funcionamiento del sistema eléctrico y cuáles, por el contrario, han sido causados tanto por nuestro conjunto normativo como por la propia idiosincrasia del caso español. Se trata, en definitiva, de no inventarnos unas reglas partiendo desde cero, sino mirar a nuestros países vecinos, replicar aquello que funciona y evitar, en lo posible, aquello que ya ha fracasado.
Empezamos nuestro recorrido haciendo un breve repaso por las características del sistema eléctrico alemán, siempre con el objetivo de detectar qué iniciativas están funcionado bien y qué podríamos trasladar a España.
Una de las primeras informaciones que nos ayuda a tener una visión de conjunto es cómo está constituido el mix de generación eléctrica. Alemania genera su electricidad utilizando principalmente carbón (45%), renovables (24%), nuclear (15%) y gas natural (11%). Resulta muy interesante comparar estos porcentajes con los de principios de siglo para ver cómo el país ha sido capaz de modificar sustancialmente las fuentes en las que basa su generación. La energía nuclear ha pasado de suponer un 30% de la generación en 2001 a apenas un 15% en 2013. Las protestas que sucedieron al desastre de Fukushima en 2011 llevaron al Gobierno de Merkel a ordenar el cierre de las ocho centrales nucleares más antiguas del país (construidas antes de 1980) y a programar el cierre de las nueve restantes para 2022.
fig 1
Figura 1: Mix de generación eléctrica en Alemania en 2001 y 2013. Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de Federal Statistical Office.
Destaca también el desarrollo de las energías renovables que han pasado de suponer un 7% a cubrir el 25% de la demanda. Aunque el porcentaje de generación renovable todavía está lejos del 43% que alcanzamos en 2014 en España, el desarrollo de las renovables que ha conseguido Alemania en poco más de una década es reseñable. En particular, energías como la fotovoltaica han pasado de tener un papel meramente testimonial a principios de siglo, a suponer actualmente un 5% del mix de generación eléctrica. Cada verano, con la llegada del máximo de radiación solar, Alemania bate su record de generación fotovoltaica. El pasado 9 de junio dicha tecnología supuso el 50,6% del consumo eléctrico, una cifra nada testimonial.
Estos dos cambios tan notables, es decir, la reducción a la mitad de la generación nuclear y el desarrollo de las renovables, no han ocurrido por arte de magia sino como resultado de aplicar políticas y normativas apropiadas. La primera legislación que favorecía la instalación de renovables fue la Electricity Feed-in Act (StrEG) promulgada en 1991 y que supuso el despegue de la energía eólica en el país. Sin embargo el verdadero espaldarazo a la instalación de potencia renovable fue la German Renewable Energy Act que no solo garantizaba una retribución fija (feed-in tariff) sino que además reconocía el derecho de cobro durante 20 años. Esta ley publicada en el año 2000 ha sido actualizada en numerosas ocasiones. La Bundesnetzagentur (Agencia Federal Alemana equivalente a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia) publica cada dos meses las tarifas que se pagarán por cada nueva instalación renovable en una hoja Excel descargable.
La retribución ha sido modificada (en algunos casos sustituida por una prima que se paga sobre el precio del mercado) en las sucesivas enmiendas de la ley, adaptándose a la evolución de costes de generación de las diferentes tecnologías. Si algo ha caracterizado el sistema de primas alemán ha sido su rápida capacidad de reacción (evitando instalaciones masivas sobrerretribuidas, también conocidas como “booms”). Además, la continuidad legislativa trasmitía a los inversores la sensación de seguridad jurídica necesaria para poner su dinero en instalaciones de energía renovable. Al igual que ocurre en España, las tarifas que reciben estas instalaciones no son subsidios públicos (no se pagan de los Presupuestos Generales del Estado) sino que son sufragados por los consumidores eléctricos a través de su factura.
En este punto, los datos de Alemania nos permiten desmentir una idea muy extendida y que resulta completamente errónea: aquella que indica que la energía renovable en España se ha pagado mucho más cara que en otros países. La siguiente figura muestra la retribución media que ha recibido la energía renovable que percibe alguna ayuda: en Alemania aquella que genera bajo la Renewable Energy Act y en España aquella que pertenece al régimen especial. En ambos países la retribución media por kilovatio hora generado ha ido aumentando con los años. La razón principal es que a medida que pasa el tiempo la eólica o biomasa, que son más baratas, van perdiendo peso conforme se instala fotovoltaica, más cara. Sin embargo, la gráfica también muestra un aspecto importante y es que, en media, la retribución a la energía renovable en Alemania siempre ha sido mayor que en España. Existen factores climáticos que pueden justificar estos datos; por ejemplo, como el número de horas de sol es menor en Alemania la prima que debe recibir la fotovoltaica para ser rentable es mayor. Además, la proporción sobre el total de fotovoltaica, que es la que recibe una mayor retribución, es mayor en Alemania. Pero esto no invalida el hecho de que los alemanes han pagado y están pagando más, por unidad de generación, para propiciar la transformación de su modelo energético.
Figura 2
Figura 2: Retribución de las energías renovables en Alemania y España. Los datos para España provienen de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. En el caso de Alemania son suministrados por el Working Group on Renewable Energy-Statistics (AGEE-Stats).
Por último, el uso del carbón, tanto en forma de antracita como de lignito, era y es la principal fuente de energía eléctrica de Alemania que importa gran cantidad de este combustible fósil de las cercanas minas polacas. La decisión de cerrar las centrales nucleares ha supuesto que las renovables sustituyan a la generación nuclear y que, por tanto, el uso de carbón para generación eléctrica no haya disminuido prácticamente su importancia en el mix energético.
Por supuesto, las políticas de apoyo a las renovables suponen un coste que los consumidores eléctricos deben asumir. Así, el precio total de la electricidad (incluyendo impuestos) para consumidores domésticos fue de 29 céntimos de euro por kilovatio-hora en Alemania en 2013 mientras que en España fue de 22 céntimos (datos de Eurostat). Pero no sería justo acabar este párrafo sin mencionar un aspecto de suprema importancia no incluido en estos dos números: los consumidores alemanes no deben más de 30.000 millones de euros a las compañías eléctricas, como sí ocurre en España. El concepto de déficit de tarifa, inventado por Rodrigo Rato en 2002, es una de estas cosas “marca España” de las que en Europa jamás han oído hablar.
Si observamos ahora el funcionamiento del mercado eléctrico alemán, liberalizado en 1998, podemos ver que funciona de manera similar al español. Existe tanto un mercado mayorista, que se celebra para cada hora con un día de antelación, como la posibilidad de acordar contratos bilaterales. Tal y como ocurre en España, unas pocas empresas dominan el mercado en régimen oligopólico (el porcentaje del mercado que copan las tres mayores empresas es del 76% para España y 85% para el caso alemán.) Las principales empresas que operan en el mercado alemán son E.ON, RWE, Vattenfall (propiedad en su totalidad del estado sueco) y EnBW (cuyo propietario mayoritario es el estado de Baden-Württemberg).
En definitiva, una vez analizado a grandes rasgos el sistema eléctrico alemán, no parece que exista una diferencia estructural que justifique, por ejemplo, la desigual evolución de las energías renovables en ambos países. Una de las estrategias alemanas que sin duda deberíamos copiar ha consistido en mantener un apoyo continuado a la implementación de renovables tanto desde el punto de vista legislativo como económico.
Por un lado, el desarrollo de las renovables supone numerosas ventajas como la reducción de emisiones de CO2 o el aumento de la soberanía energética del país. Por otro, el apoyo económico ha supuesto evidentemente un coste que los consumidores han asumido pero, eso sí, en este caso ni han oído hablar de un concepto tan español como el déficit de tarifa. En definitiva, lo que nos enseña el modelo alemán es que es posible hacer política energética. Se puede modificar sustancialmente el mix eléctrico aumentando la generación renovable. Y se pueden cerrar las centrales nucleares de un país en una década. ¿Por qué se puede en Alemania y no en España? La respuesta a esta pregunta no es obvia pero existen varias claves que nos pueden ayudar a encontrarla. En primer lugar, en Alemania no existe esta absurda politización de la energía que en España lleva a cualquier político de derechas a posicionarse en contra de las renovables. En segundo lugar, en Alemania si ha habido una apuesta decidida por mantener una industria productiva dentro de la cual las energías renovables se han entendido como una oportunidad de futuro. Por último, la existencia de una ciudadanía más concienciada probablemente disminuya su tolerancia a unos políticos cuyas decisiones están secuestradas por las grandes compañías eléctricas.


DESMONTANDO MENTIRAS : LA MORATORIA NUCLEAR

Se acompaña texto publicado en el periodico económico 5 Dias, en el que explica con toda claridad que lo que se nos vendio, por parte del PSOE,  a la opinión pública, como una MORATORIA NUCLEAR por razones medioambientales, realmente fúe un rescate financiero que hemos estado pagando durante más de 30 años. Beneficiarios Las empresas del oligopólio eléctrico, perjudicados: todos los españoles, importe cerca de 5.700 millones de €.

La moratoria nuclear, aquel rescate financiero

de las eléctricas.


La llegada al Gobierno del Partido Socialista en 1982 tuvo una consecuencia inmediata sobre el ambicioso programa de energía nuclear iniciado por las eléctricas españolas en la década de los 70. El Gobierno de Felipe González, que había prometido en su programa electoral “limitar” la energía atómica, se hizo eco de las tendencias que llegaban de Estados Unidos, cuya tecnología contrataron las centrales españolas, y decidió imponer una moratoria sine die para los proyectos en marcha.
El parón del programa nuclear se incluyó en el Plan Energético Nacional (PEN) de 1983. El principal argumento del Gobierno fue que había que adecuar la construcción de nuevas plantas a una demanda que se había resentido tras la crisis del petróleo de los años 70. Las nucleares españolas (se proyectaron hasta un total de 25 y solo llegaron a funcionar una decena) se iniciaron casi en paralelo a dicha crisis, a la que sucedió un periodo inflacionista y problemas con el tipo de cambio que hicieron que Estados Unidos repercutiese en su tecnología (los reactores Westinghouse, esencialmente) los cambios regulatorios derivados de su propio parón, que acabaron pagando las eléctricas españolas.
Por tanto, fue la caída de la demanda y el incremento de los costes financieros de unos proyectos cuya construcción podía durar hasta una década, las qu motivaron la llamada moratoria nuclear, que supuso la paralización de siete nucleares en marcha: los dos grupos de Lemóniz (en Vizcaya) y de Valdecaballeros (Badajoz), respectivamente, y el Trillo II (Guadalajara). Finalmente, se salvaron del cierre Trillo I y Vandellós II.
Un rescate financiero en toda regla que ha costado a los usuarios eléctricos 5.717,91 millones desde 1996, de los cuales, 1.334 millones corresponden a los intereses pagados por una deuda colocada entre los bancos. Aunque las eléctricas hablan de una compensación por los proyectos parados, el Gobierno la calificó de rescate. El que fuese ministro de Industria desde 1993, Juan Manuel Eguiagaray, recordó en su día cómo “el sector público hubo de rescatar financieramente a las eléctricas, que se habían embarcado en un proceso de inversión faraónico derivado de una planificación delirante, en total contradicción con las necesidades de la demanda”. Yañadió que “los costes de la paralización, así como el saneamiento financiero de las empresas han recaído en los consumidores durante largos años, mediante un recargo en el recibo de la luz”, que ha llegado hasta nuestros días. En 2015 se saldan en la factura los últimos 67,7 millones.
Iberdrola, propietaria del 100%de Lemóniz (a través de la antigua Iberduero) y del 48% de Valdecaballeros (a través de Hidroeléctrica Española, que se fusionaría con aquella) fue la que más recibió: 3.256 millones.
De los problemas financieros del sector, excepto en el caso de la entonces eléctrica pública, Endesa, a la que se excluyó del pastel nuclear, dan cuenta el intercambio de activos entre las compañías al que obligó el Gobierno (de ahí, que distintas empresas compartan el capital de muchas de las actuales centrales, como Garoña, Vandellós, Trillo o Almaraz) o la quiebra que amenazó a algunas, como la catalana Fecsa, después filial de Endesa.
En un primer momento, se estableció un recargo para compensar las pérdidas derivadas de la moratoria, hasta que el siguiente PEN, el de 1991, la convirtió en obligatoria al apostar por la generación eléctrica con gas. En este plan se reconoció una compensación de 3.800 millones por los activos paralizados: a Iberduero -después Iberdrola-, por Lemóniz;a Sevillana de Electricidad -después filial de Endesa- por Valdecaballeros, y a Uión Fenosa, por Trillo).
Posteriormente, la Ley de Ordenación del Sistema Eléctrico Nacional (Losen), de 1994, estableció que estas compañías serían compensadas con un recargo en la facturación por venta de energía a los consumidores, que se fijó en un máximo del 3,54% y por un plazo máximo de 25 años. Además, admitía la posibilidad de ceder el derecho de compensación a terceros de una deuda cifrada ya en 4.278,8 millones. Una medida que se aplicó en 1996 a través del Fondo de Titulización de Activos Resultantes de la Moratoria Nuclear, que este año será liquidado tras haber sido pagada la deuda con antelación.
La moratoria acabó en 1997 y desde entonces hay libertad para construir este tipo de centrales. Las grandes inversiones que requieren y la seguridad parece haber disuadido al capital.
 
Las cinco ‘víctimas’ del parón
Aunque hay quien sostiene que la moratoria nuclear en España se debió al rechazo social a la energía nuclear, fueron razones económicas y financieras (alguna eléctrica estuvo al borde de la quiebra) las que llevaron al Gobierno de Felipe González a decretarla. Si bien es cierto que el parque atómicos se diseñó y autorizó en plena dictadura franquista, el rechazo durante la transición política no fue comparable al de Estados Unidos, donde los crecientes movimientos ecologistas y el grave accidente de Three Mile Island, desencadenó una fuerte contestación. Cuando se produjo el siniestro de Chernóbil (Ucrania), en 1986, la moratoria española ya estaba en marcha.
A la hora de elegir qué plantas se cerrarían, la de Lemóniz fue la primera candidata por razones de seguridad. En mayo de 1986, meses antes de la llegada del PSOE al poder, la banda terrorista ETA asesinó a José María Ryan, ingeniero jefe de la central vizcaína propiedad de la antigua Iberduero. Tanto en esta planta como en la de Valdecaballeros, que también se clausuró, se habían realizado inversiones de más de 2.000 millones de euros. Mucho menor fue la que se había destinado en Trillo 1 (66 millones), donde apenas si se había removido el terreno. Teniendo en cuenta la propiedad, las empresas que más dinero recibieron con la titulación nuclear fueron Iberdrola (3.256 millones); Endesa (unos 1.070 millones) y Fenosa (42 millones).
El fondo de titulización fue modificado en 2006 para aligerar la carga en la tarifa de una deuda ya muy reducida (el recargo bajó al 0,33%). Esta se liquida este año, tras haberse acelerado la amortización de los préstamos con los que se financió el rescate a las eléctricas, cinco años antes de lo previsto, en 2020.

miércoles, 11 de febrero de 2015

OTRA PRUEBA MÁS DE QUE LAS RENOVABLES ABARATAN LA ELECTRICIDAD

En enero, una quincena con mucho viento y la otra no: ¿en 

cuál crees que has pagado la luz más cara?

ER Lunes, 02 de febrero de 2015 
 
La Asociación Empresarial Eólica (AEE) se hace hoy una de esas preguntas que se entienden muy bien. Y que tiene una respuesta clara: ¿ cuando sopla el viento baja el precio de la electricidad. ?
Fuente: REE, OMIE y elaboración AEE 
 
La generación eólica en enero ha sido de 4.958 GWh y ha cubierto el 21,4% de las necesidades de los españoles de electricidad, lo que la sitúa como la segunda tecnología del sistema en el mes (detrás de la nuclear).

Mientras en la primera quincena de enero apenas sopló el viento, en la segunda sí lo hizo, lo que ha provocado precios en el mercado mayorista considerablemente más altos en los primeros quince días.

En la primera quincena, la cobertura de la demanda con eólica fue escasa, del 13,7%, y el precio medio del mercado diario se situó en 55,67€/MWh.
 En la segunda quincena (16 días incluido el 31), con una cobertura de la demanda con eólica de más del doble, del 29%, el precio  bajó un 14% respecto a los primeros quince días, hasta 47,78 €/MWh.